Tuesday, July 21, 2009
Únase A La Causa Para La Familia Rivera
Los cinco angelitos que hechizaron a Alexa y Gustavo
GLORIA HERRERA Y sus cinco hijos Geraldine, Luisa Johanna, Tania Andrea, Alfredo y Carmen Lucía, son desplazados de Urrao y viven en la absoluta pobreza, pero hay una causa social para regalarles una casa.
El día que los violentos expulsaron a Gloria Herrera Flórez de su rancho en Urrao, sin duda la mandaron a luchar la vida, a sufrir, como le pasa a todo desarraigado, pero sin darse cuenta también la enviaron a que se cumpliera un designio del destino: que se cruzara, en algún momento, con Alexandra Hidalgo, una mujer que casualmente había nacido el mismo día que ella, aunque a muchos kilómetros de distancia.
Ocurrió el año pasado, precisamente en el momento cuando ella más sufría y más pasaba penurias: la había abandonado su esposo y padre de sus cinco hijos a los que intentaba criar sola y, sobre todo, defender de tantos peligros de la vida.
Después de rodar por muchas partes, hace dos años Gloria fijó estación en Blanquizal, un barrio popular y habitado por personas de estratos bajos en la zona de Robledo, en donde una señora, conmovida por su lamentable situación, le abrió espacio para que levantara un humilde rancho con palos y costales y como pudiera se lo fuera pagando.
Pero eso no era suficiente y Gloria seguía sufriendo lo indecible con sus pequeñas Geraldine, Luisa, Tania, Alfredo y Carmen, todos entre 10 años y 20 meses, que es la edad de la última bebita.
"No tenía servicios, tuve que sacar a las mayorcitas (Geraldine y Luisa) del colegio porque no tenía cómo darles estudio", relata Gloria.
Y llegó la luz
En ese panorama de luchas y dificultades, el año pasado, por intermedio de los padrinos de su bebita Carmen, Gloria se topó con dos ángeles como enviados por Dios que han ido cambiando el rumbo de sus vidas.
Uno es Gustavo Calle, un joven de algo así como 25 años y quien tiene una de las filosofías de vida más bellas y admirables que he conocido en alguien de su edad: "si uno tuvo un origen humilde y pudo salir adelante, no puede ser egoísta, hay que ayudar a otros que sufren como uno sufrió".
Gustavo, al conocer el drama de los pequeños Rivera-Herrera, decidió meter sus energías para darles ayuda. Y aliado con Alexandra Hidalgo, una joven diseñadora gráfica de un inmenso corazón, adoptaron a esta familia como si fuera propia.
"Cuando los conocí, por todas las dificultades que pasaban, me dije que había que hacer algo por ellos. Y empezamos a ayudarles, primero traje a Gustavo a que los conociera y luego fui regando la historia con todos mis amigos y eso creció como una bola de nieve", narra Alexandra.
El resultado de tantos buenos corazones juntos fue que la vida les cambió a Gloria y sus pequeños. Sólo van diez meses desde ese encuentro y ya los niños han gozado cosas que en su vida nunca habían tenido y ni habían imaginado que existieran: han ido a cine, visitado parques, paseado en fincas, gozado una Navidad, tener regalos, comer a veces bien, vestirse a la moda y hasta posar para revistas.
Al tiempo, Geraldine y sus hermanitos se han dejado ayudar. Sus buenos modales saltan a la vista ante los desconocidos. Lo primero que ofrecen es una sonrisa, luego un saludo afectuoso y después una amistad desprevenida y sin prejuicios. ¡Ah!, y el hechizo de sus miradas.
Alexandra y Gustavo, aprovechando algunos contactos en agencias de publicidad, han logrado que los tengan en cuenta en campañas para marcas de ropa y con eso la familia se ha ayudado un poco. También les han donado mercados y les han dotado un poco el rancho, pero tienen una meta más grande: darles una casa.
El viernes, en la discoteca Circus, varios artistas ofrecieron un espectáculo para obtener fondos y apoyar la causa. Toda la boletería se vendió. Ni el dueño de Circus ni los artistas cobraron los servicios y todo lo recaudado conformará el primer paquete de dinero para donarles la casa.
"Hay que sacarlos de este barrio, donde están expuestos a muchos peligros. Ya han intentado llevárselos, aprovechando que son muy lindos, y uno no sabe para qué", explica Alexandra.
A ella, los niños ya la llaman Paloma, según Tania, "porque es muy tierna y nos quiere mucho". Geraldine dice sonriente que "ella es nuestra segunda mamá".
Una dulzura que nació el 13 de junio de 1982 en un hospital de Medellín, a 162 kilómetros de Urrao, el mismo día y horas en las que nacía Gloria, la que trajo al mundo a los cinco angelitos de ojos verdes de los que ella se enamoró hace diez meses, cuando la vida se los puso en el camino.
Únase a la causa: casa para los Rivera
A pesar del apoyo recibido, Gloria sigue habitando un rancho de palos y costales a tres metros de una quebrada en Blanquizal. Allí intenta sacar a sus hijos adelante, pero con mucho sacrificio. Los domingos estudia todo el día para terminar el bachillerato. Aún carecen de casi todo, intentan ver televisión en un viejo aparato de perillas y duermen en camarotes metálicos de colchones acabados y muy duros.
En suma, aún lo necesitan todo. Por eso, Gustavo y Alexandra quieren que más personas se unan a esta causa.
Teléfono 301 457 2331 se pueden hacer los contactos.
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